Descripción
Compuesto en el siglo VIII d. de C., su intención es la de preparar al alma para las adversidades y transformaciones del más allá. Su profundo mensaje es que el arte de morir es tan importante como el de vivir. Extraído de las tradiciones espirituales tibetanas, nos muestra los funcionamientos de la mente en sus diversas manifestaciones -aterradoras y tranquilizadoras, iracundas y hermosas-, que aparecen más claramente en la conciencia del difunto. Reconociendo dichas manifestaciones podremos alcanzar el estado de iluminación, tanto en esta existencia como en la venidera.
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